En un majestuoso árbol, Los Monos iban de Rama en Rama, presumiendo de ir cada vez más rápido.
Pero, en su entusiasmo por entretenerse y demostrar su agilidad, olvidaban lo importante.
Por cada vez que se distraían y aceleraban su ritmo, una rama caía. Una a una, las ramas fueron cayendo, debilitando el árbol.
Por cada vez que se distraían y aceleraban su ritmo, una rama caía. Una a una, las ramas fueron cayendo, debilitando el árbol.
Al final, el árbol entero sucumbió bajo el peso de su descuido.
Los Monos aprendieron la dura lección de que, por olvidar su verdadero propósito y dejarse llevar por el entretenimiento, "perdieron el equilibrio y la vida que sustentaba su hogar".
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