Imagina tus pulmones como mallas en el desierto, recogiendo gotas de agua del rocío de la mañana. Cada respiro profundo es como abrir un grifo, permitiendo que el aire fresco llene tus pulmones y mantenga tu cuerpo vital. Sin embargo, vivir en tensión y con una respiración superficial es como cerrar ese grifo, impidiendo que las mallas atrapen el agua necesaria para sostener la vida.
Es como romper tu propio vaso de cristal repleto de rocío fresco, perdiendo la oportunidad de llenarlo con la esencia vital del aire puro.
Mantener la calma y respirar profundamente asegura que nuestras "mallas" pulmonares continúen recogiendo el aire necesario para una vida plena y equilibrada, atrapando cada gota de bruma vital.
Un paseo matutino y tranquilo es como esas mallas en el desierto.
Caminar a paso lento, respirando profundamente, nos permite captar cada gota de aire fresco y revitalizador, al igual que las mallas recogen el rocío de la mañana.
Este equilibrio entre respiración profunda y tranquilidad nos permite vivir en armonía, aprovechando cada gota de vida que el aire fresco de este planeta Tierra, llamado Azul, nos ofrece.
"Vivir en tensión continua al final es igual que desertizarnos por entero, secando nuestras
fuentes de vida y bienestar, y dejando nuestros cuerpos, mentes y espíritu en un estado de aridez"
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