De aquellos padres, Adán y Eva, no queda ni la sombra de su existencia.
El legado de Adán y Eva se ha transformado en una lucha frenética por sobrevivir en un mundo que parece no conocer límites.
La serenidad ha sido reemplazada por el agotamiento y el sacrificio de la paz interior en nombre de un progreso descontrolado.
Las vidas modernas se asemejan a locomotoras sin frenos, consumiendo sin descanso, ardiendo con un fervor que solo deja cenizas a su paso.
El tren, imparable, avanza como un coloso de hierro, dejando tras de sí un rastro efímero de luces y brasas.
En ese chisporroteo, se refleja la intensidad de una era que arde sin freno, consumiendo todo a su paso...
El legado de Adán y Eva se ha transformado en una lucha frenética por sobrevivir en un mundo que parece no conocer límites.
La serenidad ha sido reemplazada por el agotamiento y el sacrificio de la paz interior en nombre de un progreso descontrolado.
Las vidas modernas se asemejan a locomotoras sin frenos, consumiendo sin descanso, ardiendo con un fervor que solo deja cenizas a su paso.
El tren, imparable, avanza como un coloso de hierro, dejando tras de sí un rastro efímero de luces y brasas.
En ese chisporroteo, se refleja la intensidad de una era que arde sin freno, consumiendo todo a su paso...
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